martes, 27 de enero de 2009

Perturbar

Dejar "ver" lo que per-turba, lo que cubre. Eso es lo que hace la Ley. Lo olvidado: ecos agudos, arrumacos, caderas acunadas, leche ácida al amanecer, estrujamiento de estómago.
En diciembre mataron un alumno de la E.E.M.N º7, barrio Ejército de los Andes desde la dictadura militar, estigmatizado como "Fuerte Apache" cuando el complejo aún se dividía en el Barrio Carlos Mugica y el Barrio 17 de octubre. Desplazamiento, extravío de la mirada, ocultamiento de los vínculos solidarios para dejar entrever la violencia, el mal, "Lo Oscuro".
Su asesinato quedó en sombras. Por miedo, claro. Yo tengo el miedo torciéndome la boca del estómago desde diciembre, es oscuro también, y muy temerario.
Al otro día estalló en los Medios la Bomba que todos conocemos: un gendarme había sido asesinado por un menor. Este hecho que en lo real no tiene ningún tipo de vinculación con el asesinato de nuestro alumno, per-turbo todo, a todos. Por eso decidimos esperar, por pedido de la madre, y para vincularnos desde el grupo que conformamos con otro grupos que nos permitan darle amparo a la madre, a todas las madres, y a los chicos. Dos días después de la per-turbación en la "tele" (donde una señora, por ejemplo, que alardeaba de ser licenciada de no sé qué artilugio de la Universidad Neoliberal, deshumanizada, desuniversalizada, decía que "al Fuerte Apache había que implosionarlo y no explotarlo, así toda la mierda quedaba dentro"), entré al aula y mis alumnos dormitaban. Uno lloraba todo el tiempo bajando los ojos, por vergüenza, por impotencia, todos sabían algo que no querían compartir, habían absorbido el estigma de la "tele". Claro, decían, "si todos roban", si todos los de nuestra edad y nuestro barrio roban, porqué nosotros no. Parecía que el trabajo de todo el año (su gran cantidad de lecturas, su trabajo en común con un hogar de ancianas maravillosas, sus reflexiones sobre el lugar que vivían, sus producciones) se caía como un alud de mierda. Mierda la de afuera, que necesita buscar sus monstruos privados (para privarlos y diferenciarse) para explicar lo que falta a la ley, su encubrimiento de lo que falta.
Cayeron los gendarmes en todas las escuelas del barrio con su opulencia ridícula, pidiendo documentos, direcciones, fotos, de todos los chicos mayores de 15 años. Hasta lo que sé, las escuelas se negaron a dar la información. El hecho es igualmente terrible. Pero nos sirvió muchísimo para que los chicos se piensen a sí mismos, se piensen hoy en su repetitiva historia como carne de cañón. Lloraron algunos más, otros se enojaron con los muros, perdiendo su mirada en el borde gris de la escuela, otros se durmieron perturbando lo que ven para soñar.
Ese mismo día a la tarde, los alumnos adultos, ya más acostumbrados, me señalaron la tranquilidad de la tarde, el canto de los pájaros sobre las enredaderas de los balcones de las abuelas, los grillos al compás de los haces de luz que rebotan en el óxido de las cañerías que nadie arregla, que todos olvidan. Miré...Está muy peligroso el barrio, no?
Victoria